AUSENCIAS
Ahora tendrías setenta y nueve años .Me
da cierto vértigo pensar en ello, porque en mi mente te quedaste como una
imagen pausada en la televisión: tus ojos no cambian, el mismo número de canas
que se vislumbran bajo el tinte rubio, la misma comisura en tu sonrisa, tu sentido del humor, tu genio invariable, tu
dulzura intacta, tal cual, ni más ni
menos. Así estás guardada, año tras año, en esta caja rota que tengo por cabeza.
Y sí, me da cierto vértigo no ser capaz de imaginarte de otra manera.
Me pregunto a menudo cómo habrías sido. ¿Qué
sentirían mis dedos surcando tus nuevas arrugas? ¿Cómo habría cambiado el tono
de tu voz? ¿Serías aún más pequeña y achuchable? A veces te imagino a mi lado
charlando, más viejita y delgada. Otras llamándome por teléfono, preguntando por
David, al que por cierto, estabas aún lejos de conocer.
En ocasiones recreo nuevas vivencias… No son cosas
especiales, sino más bien algo cotidiano; pequeños gestos diarios que no
pudimos tener. Porque si retrocedo en el tiempo, a mi mente llega ese beso
antes de ir a dormir y el primero de la mañana, ese domingo oliendo a cocido,
esas noches bajo la manta pidiéndote que me dejaras ver la tele un poco más,
llegar del colegio al medio día hambrienta y verte en la cocina, con la tele
encendida, esperándome, o como cuando te
veía preparar la muda a papá para el día siguiente. Vuelvo a tu risa espontánea,
a tus regañinas en mi adolescencia, a tus consejos de madre sabia, a tus
sorpresas por navidad, a tu titánica ilusión de niña que siempre mantuviste, a
lo divertidísima que podías llegar a ser, a tu amor
inmenso de abuela; a millones de
cosas… No todo fue perfecto, está claro. Pero fuiste una gran madre, con tus
defectos y tus virtudes. Y lo sé porque a día de hoy aún me llega tu amor,
aquel que me diste. Todo lo demás no importa. Porque respirabas por y para los cuatro, aunque en ese momento
no supiéramos verlo. Pese a los escollos que te pudo poner la vida, tu amor
siempre fue doblemente infinito.
Hace
diecisiete años que te fuiste y a veces
me parece que todo fue un sueño. Muchas veces siento rabia, y me veo como una víctima. Como
si la vida se estuviera muriendo a
carcajadas al mirarme. Pero no de las divertidas, de las que te duele el
estómago; si no como si fuera un payaso con los ojos pequeños y la boca muy
grande para poder tragarme. Sí, de esas carcajadas que dan miedo.
Apenas te disfruté en mi etapa adulta. Me haces mucha falta aún en mi madurez. Los recuerdos que me hacen sonreír causan
añoranza.
Siempre
recordaré tu último cumpleaños. El destino te quiso hacer el regalo más
especial que nunca habrías recibido, ya que, tal y como pronosticaste, vino al
mundo nuestro Gonzalo, tu chato como le llamabas. Tu nieto. Desde luego, se puede decir que te
fuiste a lo grande. Y es que la vida, en su agridulce vaivén, nos sorprende a veces regalándonos cosas
hermosas en medio de sus despiadadas tormentas.
Que bonito!!
ResponderEliminarAunque tengo que decir que me entristece...
Como madre me paro a pensar en que van a sentir ellos cuando me vaya...
Me recorre un escalofrío inmenso leerte. Ley de vida al que nadie nos prepara!!!
Gracias. Sigue escribiendo xd!!
No tienes que pensar en lo que sentirán sino en disfrutar cada momento con ellos y así crear sus memorias. Que son las tuyas. Tendrán recuerdos preciosos siempre. Y sé de sobra que como madre estás creando sus recuerdos estupendamente
EliminarGracias Yohana por comentar
❤️❤️❤️❤️😊
Gracias
ResponderEliminarMuchos sentimientos Marta
ResponderEliminarGracias Marisol. Seguro que los entiendes a la perfección. Un besito cariño
EliminarUfff madre mia Marta, te leo y me llegan tantos recuerdos a mí también...se me ponen los pelos de punta pensando en todo lo que hubiera disfrutado con ellos y ellos conmigo y con mis niños. Simplemente precioso. Moni
ResponderEliminarGracias Moni. Los que hemos pasado por eso sabemos lo que es. Pero siempre hemos de quedarnos con la idea de que tenemos una gran suerte. De poder tener recuerdos bonitos de ellos. Algunos, de manera incomprensible no los tienes. Si no todo lo contrario. Estoy preparando algo para el dia del padre. Algo que me ha costado escribir porque quería transmitirte cosas y al final es cómodo aobre desnudaraw. Pero lo haré. Lo veréis el día del padre
EliminarMe ha gustado mucho!! Miguel Ángel
ResponderEliminarMuchas gracias Miguel Ángel !
EliminarPrecioso relato, emotivo y conmovedor. Me gusta mucho leerte, sigue haciéndolo
ResponderEliminarMuchas gracias hermana.
EliminarYo, perdí a mi madre hace hoy 2 meses. Tengo 40 años y, la sensación que tengo ahora sin ella es la de absoluta soledad. Como si de repente mi vida fuera sólo mía y a nadie más le importara nada relacionado conmigo. No sé si las que habéis perdido a vuestras madres habéis sentido éstos mismo que estoy sintiendo yo.Me quedé sin motivos y desorientada en esta vida.
ResponderEliminarMuy buenas. Entiendo perfectamente lo que dices. Es el sentimiento de orfandad se tenga la edad que se tenga. Y es que aunque se llama “ley de vida” nuestros padres son pilares fundamentales sobre los que nos sostenemos. Es como una casa sin techo ni suelo. Pero pasará. Créeme. El primer año es durísimo. Y siempre tendrás una espina clavada. Pero eso que sientes a día de hoy, se mitigará. Y menos mal, si no sería muy difícil todo. Más de lo que ya lo es.
ResponderEliminar